Estaba ahí volando por encima de la ciudad, con mi Ipod recien comprado, con el sueño acumulado y la ansiedad a flor de piel. El camino desde el hotel al aeropuerto lo había hecho en una nube que me había prestado alguien en una conversación del messenguer el día anterior. Me distrajo un poco. En EE.UU. las predicciones son que con el calor volverá el existencialismo, así que yo me estaba preparando para el huracán primavera de largos días de lluvía existencial y dolorosa. Había decidido escuchar todo lo que estuviera en la librería de itunes, sin seleccionar, al azar, a ver que se me pegaba. Pasé por el color turquesa del mar caribe oyendo una canción que había grabado unos meses atrás. Me pareció hermoso, quería bañarme en los arrecifes sin arena y nadar como un pez, pero todavía volaba y no había adoptado la condición de pez volador. Los Beasty Boys pasaron con maletas en las manos y máquinas antiexplosivos cantando Jump, everybody, Jump, y mi ira existencial se iba apaciguando. Santo Domingo había estado cubierto por la niebla esos días, porque las nubes estaban cargadas de lágrimas reprimidas. El psicólogo de la ciudad había diagnosticado un extraño “complejo inglés” para la isla y a mí se me ocurrió que lo mejor que podía pasar es que nos volviéramos ingleses y empezara a fluir la creatividad por las malogradas calles de la capital. En esto el ipod se conecto conmigo y me puso una canción de uno de los grupos ingleses más grandes: Los Rolling Stones. Elevado por la 27, en medio de una sinfonía de introducción, me pareció ver a alguien colgando la ropa muy cerca de mi ventana, pero no me llamó tanto la atención como la letra de la canción que había escuchado tantas veces y nunca me había detenido a descifrar. Dice Mick Jagger, que no siempre puedes obtener lo que quieres, y repite, no siempre puedes obtener lo que quieres, y no se cansa de decir, que no siempre puedes obtener lo que quieres, pero que si lo intentas a veces te puedes dar cuenta que obtienes lo que necesitas. Una gente muy buena que lo acompañaba con la guitarra y un órgano casi celestial y yo me quedé pensado en la letra, en lo inglés que se había levantado Santo Domingo, en lo existencial que comenzó marzo, y en que es verdad, pura verdad, pensándolo bien, cuando lo he intentado no siempre he conseguido lo que quiero, pero siempre he conseguido lo que necesito.