Entre Azua y el Sol

By Cymarel
Salta la sal de sur y los paisajes secos. Yo suspendido de un salto me agarro de las ráfagas de aire y respiro profundo; me lleno los buches de experiencia natural y caminatas largas, casa de campaña en un solar de tierra, río, piedra, corriente y noches de luna llena. La madera se quema intencionadamente en los montes y yo observo a mi tierra morir, al hombre regar, y a la entropía apoderarse de años de evolución geológica. Mientras, me aprovecho de un baño y una fantasía. El hedonismo se apodera de mi cuerpo mientras mi piel respira azufre tibio envuelto en burbujas de caricias y cariños de piedra. Cómo habrán vivido los buenos caciques, o más allá, en la verdadera India. Sueño con Elefantes, mujeres exóticas y pétalos de rosas moradas, sueño con la libertad extrema y cierro los ojos rodeado de la fantasía más real y palpable; la compañía de exploradores con botas mojadas y corazones silentes. El camino que pasa por la realidad, me dice que esta fue una buena decisión, una de las sencillas. Extiendo mis brazos en busca de equilibrio y encuentro que los cimientos de mi isla son ligeros pero se esparcen por kilómetros, por diversas realidades, por dolor, por amor, hábito, costumbre y aventura. Si hay motivos para ser feliz, y hay motivos para estar triste, no tengo porqué preocuparme. En el horizonte siempre saldrá el sol siempre se volverá a esconder. Yo soy simplemente parte de este maravilloso ciclo.
 

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  1. Si hay motivos para ser feliz, y hay motivos para estar triste, no tengo porqué preocuparme.
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