Mi isla, mi pequeña y mediana isla. Mi refugio de sol. Mi inconformidad, mi locura. Posesión, obsesión de seca edad, quiero tenderme aquí y darte otra oportunidad. Las orejas y los ojos de los nativos vigilarán sin quemar caña, sin quemar la bondad, sin amargar el azúcar. Estarán los que prueban y los que dejan de probar por no gastar las suelas. Mi intención no es encender la tierra por la que andan tus pies, es sólo darte pasto para que avives tu sien. Calma la brisa, nadan los delfines, tu pacto y el mío, mi pacto y el espacio, y la paz, y un caos tan pequeño que al juntarse con mi río hace mar y en el mar mueren mis penas.