Nina
Blanca nube de voz negra. Voy dando pequeños saltos de algodón y me río como un niño. “You Love me, you really love me” con esa picardía alegre de ti. Common Nina, no me tientes. ¿Porqué tu nube no puede dar vueltas indefinidamente? Vamos a abrir un piano bar de los más chic aquí en el cielo. Las butacas van a tener una vista increíble. Live long. I promise you. La luna entera no se atreve a mentirte. Nina no te conformas. Tu voz brota de esa sangre antigua. Me levantas y empiezo a bailar entre los aviones. Oh Nina, ya es tarde, acompañame a la cama y te prometo un viaje y vacaciones en mis sueños.
La ves cerrar los ojos y buscar profundo. Hay cosas en el sótano del alma que no hubieras imaginado. Tanto polvo encima de tantos recuerdos que nunca puedes anticipar cuanto sentimiento hay almacenado. Por unos segundos el corazón se monta en su montaña rusa y parece perderse en un agujero negro en medio de tus pulmones. La voz de un ángel sale a mezclarse con esas preguntas terrenales de todos los días. Ella no canta para la galería. Ella canta y saca sus demonios. Alguien algún día patentará esa droga y entonces cantar así será un delito, solo para ser deleitado por una minoría.
Sube el humo por entre las mesas y con los ojos cerrados puedo escuchar el sonido de las teclas cuando golpean la madera, el temblor que causa el bajo en las vigas de la casa, el aire que sacuden las escobillas de la batería y cada sorbo de saliva que pasa por tu garganta antes de convertirse en música celestial y eterna. Tu corazón quiere violar el electrocardiograma y se monta en el mío y lo saca a bailar una de esas canciones. Aprovecha una pausa. Detén tu mirada. Mi cerebro repite el deseo casi con la misma insistencia con que mueves las manos. Posa ese aliento de diva en mi ordinario saco azul y despégame del suelo. Don’t die, estoy en repeat contigo. Don’t go, casi me siento absurdo. Ven conmigo a la cama, ven conmigo. ven.
(Necesario escuchar a Nina Simone cantar para leer este texto. Si es simultáneamente mejor).
La ves cerrar los ojos y buscar profundo. Hay cosas en el sótano del alma que no hubieras imaginado. Tanto polvo encima de tantos recuerdos que nunca puedes anticipar cuanto sentimiento hay almacenado. Por unos segundos el corazón se monta en su montaña rusa y parece perderse en un agujero negro en medio de tus pulmones. La voz de un ángel sale a mezclarse con esas preguntas terrenales de todos los días. Ella no canta para la galería. Ella canta y saca sus demonios. Alguien algún día patentará esa droga y entonces cantar así será un delito, solo para ser deleitado por una minoría.
Sube el humo por entre las mesas y con los ojos cerrados puedo escuchar el sonido de las teclas cuando golpean la madera, el temblor que causa el bajo en las vigas de la casa, el aire que sacuden las escobillas de la batería y cada sorbo de saliva que pasa por tu garganta antes de convertirse en música celestial y eterna. Tu corazón quiere violar el electrocardiograma y se monta en el mío y lo saca a bailar una de esas canciones. Aprovecha una pausa. Detén tu mirada. Mi cerebro repite el deseo casi con la misma insistencia con que mueves las manos. Posa ese aliento de diva en mi ordinario saco azul y despégame del suelo. Don’t die, estoy en repeat contigo. Don’t go, casi me siento absurdo. Ven conmigo a la cama, ven conmigo. ven.
(Necesario escuchar a Nina Simone cantar para leer este texto. Si es simultáneamente mejor).
Escribes precioso. Lo que pueda decir palidece ante los colores de tus palabras.
dhivita
Bianca Morrison
donde puedo escucharte, he visto algunas letras y wow! me encantaria oirlo con tu ritmo de fondo..
dhvita